China quiere liderar la recuperación global de la pandemia y ser más influyente que nunca en la escena mundial. Puede que tenga el impulso -y la confianza- para llevar a cabo ese plan.
La segunda economía del mundo se libró el año pasado de gran parte de las consecuencias de la pandemia del virus Covid-19, y su capacidad para seguir creciendo mientras el mundo se hundía en la recesión podría significar que su PIB supere al de Estados Unidos a finales de esta década, años antes de lo previsto.
“China salió del shock del Covid-19 antes que el resto del mundo y las autoridades ya están planificando a largo plazo”, escribió Françoise Huang, economista senior para Asia-Pacífico de Euler Hermes, en un informe de la semana pasada titulado “El mundo se mueve hacia el Este, rápido”.
China acaba de superar a Estados Unidos en la captación de inversión extranjera directa por primera vez. Y a punto de terminar 2020, firmó un acuerdo comercial con la Unión Europea con el objetivo de impulsar el crecimiento y dar a las empresas europeas un mayor acceso a sus 1.400 millones de consumidores. Ahora, Pekín comienza el nuevo año sin que uno de sus adversarios políticos más agresivos, el ex presidente estadounidense Donald Trump, le respire en la nuca.
El presidente Xi Jinping ya ha dejado claro que ve a China ocupando la primera posición en el próximo año y más allá.