La falta de convivencia con los padres afecta el desarrollo emocional de los hijos; ellos necesitan crear vínculos afectivos para poder desenvolverse bien en sociedad.
Si los padres dedican tiempo de calidad a sus hijos, ellos tendrán bienestar, buena comunicación y crecerán sanos y felices.
Hoy en día, muchos padres no juegan ni dedican tiempo a sus hijos, ignorándolos o dejándolos al cuidado de los abuelos o de otro familiar, porque jugar con los pequeños les genera aburrimiento y ansiedad.
El juego entre padre e hijo trae beneficios para los dos, ya que el adulto logra reducir su estrés y el cansancio mental y los niños aprenden a hacerle frente adecuadamente a las situaciones de la vida.
Los padres deben de tener siempre en mente que la etapa de la niñez es corta y no se puede desperdiciar esa oportunidad de estar con ellos cuando más los necesitan.