Hacía 13 grados centígrados bajo cero cuando Lorelou Desjardins hizo una pausa en su jornada laboral para dar un paseo por el lago helado que hay cerca de su casa en Oslo, Noruega. La acompañaban su marido, que acababa de disfrutar de un permiso de paternidad de cuatro meses, y su hijo pequeño.
No sólo la animó su empresa a dar este paseo: le pagan una hora a la semana para hacer ejercicio o pasar tiempo al aire libre. Es una de las veces que sale al aire libre durante la jornada laboral.
Otras veces es para poner a su hijo de 1 año a dormir la siesta, envuelto en mantas al aire libre, como hacen con él y los demás bebés en la guardería, o dando un paseo por el bosque cada vez que tiene una reunión por teléfono con un colega, algo que su lugar de trabajo le anima a hacer.
Eso es gracias a friluftsliv, una costumbre noruega que significa vivir “la vida al aire libre”, o más sencillamente, pasar tiempo al aire libre y ser activo.