América Latina está experimentando una oleada de casos que rivaliza con lo peor del verano.
En México, el resurgimiento del virus ha infectado a más personas que nunca, incluido el presidente del país, y los hospitales están tan llenos que muchos pacientes infectados se han visto obligados a recuperarse en casa.
En Bolivia, las unidades de cuidados intensivos están llenas y los cadáveres se acumulan en las casas y en las calles, como ocurrió el verano pasado.
En Brasil, las muertes han igualado el pico del verano, ya que una nueva y poderosa variante se extiende por toda la región.
Brasil y México tienen ahora el segundo y tercer mayor número de muertes del mundo, incluso más que en India, que tiene más de seis veces la población de Brasil y 10 veces la de México.
México sufre una grave escasez de tanques de oxígeno, lo que ha dado lugar a un próspero mercado negro. Los grupos criminales organizados han secuestrado camiones llenos de tanques de oxígeno o los han robado a punta de pistola de los hospitales, según los informes de los medios de comunicación.