La potente tormenta ártica de esta semana ha roto tuberías, congelado pozos y dejado fuera de servicio las plantas de tratamiento de agua. Las autoridades dijeron que la primera prioridad era restablecer el servicio de agua en los hospitales. Al menos 58 personas han muerto en una región azotada por la tormenta que se extiende hasta Ohio, y la cifra final podría ser mucho mayor.
Las tormentas también han retrasado la entrega de vacunas por parte del gobierno federal en varios estados, incluido Texas, y han provocado la escasez de alimentos en algunas tiendas de comestibles y despensas.
Las tormentas que se extendieron por todo el continente demostraron que la infraestructura estadounidense no estaba preparada para el cambio climático. Las condiciones meteorológicas extremas están sometiendo a una tensión cada vez mayor a un sistema que se construyó hace décadas con la expectativa de que el entorno se mantendría estable.