Donald Trump no tiene remordimientos por la violencia mortal que incitó con sus mentiras sobre unas elecciones robadas en su levantamiento contra el Congreso de Estados Unidos.

Esto quedó claro cuando el ex presidente puso en aviso al Partido Republicano el domingo de que pretende utilizar su control sobre sus bases para intentar suprimir votos de cara a las elecciones presidenciales de 2024, a las que insinuó que podría presentarse. En sus primeras declaraciones públicas desde que dejó la Casa Blanca, también arremetió peligrosamente contra los jueces del Tribunal Supremo por no haber intervenido en las elecciones que perdió claramente frente al presidente Joe Biden.

“Deberían estar avergonzados por lo que le han hecho a nuestro país… el Tribunal Supremo no tuvo las agallas ni el coraje de hacer nada al respecto”, echó humo Trump en un discurso autoritario en la Conferencia de Acción Política Conservadora, en Orlando, Florida, refiriéndose a las falsas demandas por fraude desestimadas por múltiples jueces.

Sus últimos comentarios sugieren que la lucha por salvaguardar las instituciones democráticas de EE.UU. y las elecciones libres no terminó cuando él dejó la Casa Blanca, sino que será una lucha clave de cara a las próximas elecciones presidenciales.

Mientras los republicanos locales y estatales tratan de reducir el acceso a las urnas, Trump, que trató de obligar a los funcionarios de Georgia a robarle las elecciones, pidió al Partido Republicano que prohibiera el voto por correo y el voto anticipado para garantizar unas “elecciones honestas” e hizo insinuaciones de carácter racial sobre irregularidades en Detroit y Filadelfia. Exigió pruebas de ciudadanía para el acceso a las papeletas, dijo que la votación sólo debería tener lugar el día de las elecciones y pidió que se impidiera a los jueces independientes dirimir las disputas electorales.