El COVID-19 tardó poco más de un año en matar a medio millón de estadounidenses.
A estas alturas, debería ser un cuento con moraleja: los profesionales de la salud establecieron formas de salvar vidas, los funcionarios públicos decidieron no seguirlas, y se produjeron víctimas masivas. Una comisión de expertos estimó recientemente que si los Estados Unidos hubieran respondido a la amenaza como lo hicieron otros países ricos, podríamos haber evitado el 40% -decenas de miles- de las muertes por COVID-19 en Estados Unidos.
Mientras lloramos y recordamos a las personas que hemos perdido, no olvidemos que estamos en una carrera de alto riesgo contra nuevas variantes del SARS-CoV-2, el coronavirus que causó el COVID-19. Si actuamos con rapidez, tenemos la oportunidad de salir adelante y dejar atrás lo peor de esta crisis en los próximos meses. Eso significa que usted podría visitar a su familia con menos miedo de transmitir o contraer el virus. Podrías respirar un poco más tranquilo cuando salgas por la puerta de tu casa cada día.
Así es como podemos ganar la carrera: Eliminar las barreras para vacunar a las masas más rápidamente y privar al virus de toda oportunidad de propagarse y crear nuevas variantes.