Una investigación realizada con 200 pacientes con una edad media de 44 años y que se habían recuperado de Covid-19 encontró:
- 32 % sufrió deterioro leve del corazón
- 33 % deterioro leve de los pulmones
- 12 % deterioro leve de los riñones.
De estos pacientes, solo el 18 % habían requerido hospitalización, lo que indica que el daño orgánico se puede producir aún después de una infección no grave.
Existen muchas razones por las que una persona pueda tener síntomas durante meses después de haber superado la enfermedad, sin embargo, llegar al fondo de lo que pasa en el organismo sería más fácil en algunas partes del cuerpo que en otras.
Por ejemplo, los médicos pueden examinar el flujo eléctrico alrededor del corazón si una persona sufre de palpitaciones; también se puede evaluar la función pulmonar cuando la dificultad para respirar es el principal síntoma; para examinar la función renal, se evalúan los componentes del plasma sanguíneo. Pero, el síntoma más difícil de explorar es la fatiga.
La fatiga es el síntoma más común después de Covid-19 y se presenta en más del 50 % de los pacientes y tampoco parece estar relacionado con la gravedad de la enfermedad.
Dentro de los factores de riesgo de síntomas duraderos están el ser mujer y curiosamente, tener un diagnóstico previo de depresión y ansiedad. Parece que esto se deba a un estado hormonal diferente o cambiante.
El receptor ACE2 que el Covid-19 usa para infectar el cuerpo está presente tanto en las células respiratorias como en las células de muchos órganos que producen hormonas, como son la tiroides, la glándula suprarrenal y los ovarios.
Lo que queda claro es que los síntomas a largo plazo después del Covid-19 son comunes y probablemente se necesite investigar mucho más las causas y los tratamientos requeridos.