Tal vez has pasado por la experiencia de conocer a alguna persona que te da una buena primera impresión, pero a medida que avanza la conversación, te das cuenta que no es simpática sino pesada, porque nunca cierra su boca.
Cuando esto es algo pasajero, no pasa nada, ya que tal vez nunca la vuelvas a ver. El problema viene cuando tenemos que trabajar con alguien así.
Cambiar a un charlatán, es una tarea casi imposible, por lo que la mejor opción es aprender a lidiar con él.
La piscoterapeuta Diane Barth, nos da algunos consejos para aprender a tratar con un charlatán sin caer en la desesperación.
• Aunque toda persona merece ser escuchada, existen límites. En un charlatán es habitual que empiece a transmitir una idea y pasen 5 minutos y todavía no ha dicho nada más que eso. Ahí, quizá no vale la pena escuchar más y preguntarnos qué nos quiere transmitir, además de tratar de conocer la intención que guarda en sus palabras para elaborar la respuesta adecuada.
• Si ya se ha extendido mucho, lo más adecuado es “cortarla” educadamente. Aunque parece duro, es peor para el que tiene que escuchar sus interminables argumentos. Si el charlatán nos cuestiona sobre el por qué le cortamos, se le puede decir que pensábamos que había terminado de exponer su punto de vista.
• Cuando un charlatán nos habla de aventuras, opiniones o puntos de vista que no nos interesan en absoluto, lo mejor es no indagar ni profundizar en el tema.
