Una tercera oleada de infecciones está golpeando a Europa, y la situación es sorprendentemente similar a la de los primeros días de la pandemia.

Los casos aumentan. Las protestas callejeras se vuelven violentas. Las hospitalizaciones se disparan en lugares como Francia y Hungría. Y en Italia, hoy se han puesto en marcha nuevas restricciones que han sumido al país en un inquietante silencio un año después de que se convirtiera en el primer país europeo en imponer un bloqueo nacional.

Durante meses, Italia ha recurrido a un sistema de restricciones codificado por colores que intentaba centrarse en los brotes y evitar el bloqueo nacional, pero parece que no ha funcionado. Una oleada de nuevas variantes más contagiosas, unida a un despliegue insuficiente de vacunas, hizo que los casos y las hospitalizaciones se dispararan.

“La historia se repite”, dijo Massimo Galli, uno de los principales virólogos de Italia. “Por desgracia, todos nos hicimos la ilusión de que la llegada de las vacunas reduciría la necesidad de cierres más drásticos”, dijo. “Pero las vacunas no llegaron en cantidades suficientes”.