A lo largo de la pandemia, el coronavirus se ha abierto paso de forma desproporcionada en los barrios latinos del país, al igual que en las comunidades afroamericanas, de nativos americanos y de isleños del Pacífico. La tasa de mortalidad en esas comunidades por covid-19, la enfermedad causada por el virus, es al menos el doble que la de los blancos y los asiático-americanos, según muestran los datos federales.
Más sorprendente aún: la eficacia mortal con la que el virus se ha cebado con los latinos de entre 30 y 40 años.
En California, que cuenta con la mayor población hispana del país, las cifras estatales muestran que, hasta el miércoles, los latinos de entre 35 y 49 años murieron a causa del virus a un ritmo más de 5½ veces superior al de los blancos de la misma edad. La diferencia era aún mayor unos meses antes: En diciembre, los latinos en la flor de la vida tenían casi siete veces más probabilidades de morir que sus compañeros blancos, según el Proyecto de Seguimiento de Covid, un grupo independiente que recopila datos sobre casos, muertes y hospitalizaciones.
Dicho de otro modo: los latinos de entre 35 y 49 años representan el 41,5% de las personas de ese rango de edad en California, pero son responsables de cerca del 74% de las muertes.