Brasil volvió a registrar un número récord de muertes debido a la oleada de infecciones por el virus Covid-19 que paraliza los hospitales de todo el país. Pero es la agitación política que sacude al gobierno la que acapara los titulares.
Un día después de la mayor remodelación del gabinete desde que el presidente Jair Bolsonaro asumió el cargo, los tres comandantes de las fuerzas armadas de Brasil fueron apartados, alimentando las especulaciones de que Bolsonaro está perdiendo el apoyo de los militares y buscando afirmar el control, en medio de las crecientes críticas por su manejo de la pandemia.
“Los militares rechazan la afiliación política y Bolsonaro sustituye a los jefes de las Fuerzas Armadas”, declaró el diario O Globo. En su titular, Folha de S. Paulo lo calificó como la “mayor crisis militar desde 1977”, cuando hubo una ruptura institucional similar durante la dictadura militar.
Las salidas de los militares han sido particularmente escrutadas porque Bolsonaro, un ex capitán, ha hecho mucho de sus vínculos con las fuerzas armadas, llenando su gabinete con generales e incluso celebrando la dictadura militar que una vez gobernó el país.
La crisis política se produce mientras Brasil lucha por controlar la última y más mortífera oleada de Covid-19 hasta la fecha. El martes murieron 3,780 personas, una cifra récord, y la ocupación de la UCI superó el 90% en 14 de los 26 estados brasileños. Los brasileños han descargado cada vez más su ira contra Bolsonaro, que ha restado importancia al virus desde el principio.
Su índice de aprobación ha alcanzado mínimos históricos y le ha costado el apoyo de los partidos aliados en el Congreso. La remodelación del gabinete tenía como objetivo reforzar el apoyo dando puestos ministeriales clave a esos partidos y sustituyendo al asediado ministro de Asuntos Exteriores, Ernesto Araujo.