¿Está experimentando una falta de motivación? ¿Le lleva el doble o el triple de tiempo realizar las tareas básicas? ¿Los días de la semana se confunden? Bienvenido a la última fase de la pandemia, que ha “dejado a muchos de nosotros sintiéndonos como cáscaras quemadas, aproximaciones poco inteligentes de nuestro yo antaño productivo”, escribe Sarah Lyall.
La pandemia ha dejado a muchos tambaleándose por la pérdida de salud, de ingresos, de seres queridos o de un modo de vida normal. Aunque las circunstancias varían, el estado de ánimo suele ser similar.
“Cuando las personas están sometidas a un largo periodo de estrés crónico e imprevisible, desarrollan anhedonia conductual” -una menor capacidad de sentir placer por las actividades-, explica Margaret Wehrenberg, experta en ansiedad. “Y así se vuelven letárgicos, y muestran una falta de interés – y obviamente eso juega un papel enorme en la productividad”.
¿Cómo intenta la gente sobreponerse? Algunos meditan, recurren al alcohol o a los alimentos, salen a pasear o retoman una práctica espiritual. Otros encuentran focos de alegría donde pueden: enviando postales, intercambiando regalos con los vecinos o adoptando mascotas. Y algunos han adoptado la noción de que está bien no ser productivo durante un periodo de gran agitación mundial.