Desde pequeños empezamos a pensar que cuando seamos mayores tenemos que encontrar a la pareja ideal para formar una bonita familia. Lo que no sabemos es que esa búsqueda puede generar frustración porque no es fácil encontrar una persona ‘perfecta’ que cumpla todas las expectativas que tenemos y puede llevarnos a sentirnos muy solos.
Las personas piensan que la pareja ideal es aquella persona que no tiene defectos, que siempre sonríe, que no tiene días malos y que nada malo lo altera. Eso es un imposible.
El problema allí radica que tener como referencia el concepto de persona ideal nos puede llevar a “despreciar” a otras personas que son perfectamente válidas para nuestra vida.
Hay que tener presente que la pareja perfecta es la que mejor se ajuste a nuestras imperfecciones, la que está con nosotros cuando se presentan problemas y que pueden construir un presente y un futuro con nosotros. Esas son personas de carne y hueso como nosotros, con cualidades e imperfecciones.
La diferencia entre una persona que se siente satisfecha con su relación de pareja y una que no, no son los problemas que tengan, sino la forma como los resuelven.