El año pasado afectó drásticamente a los restaurantes independientes de todo Estados Unidos y ha puesto de manifiesto que muchos no estaban preparados para el mundo digital.
Ya no basta con mantener sitios web básicos o cuentas de Instagram con fotos de comida bien iluminadas. Los chefs y propietarios han tenido que añadir pedidos para llevar, programar entregas, vender tarjetas de regalo y otras opciones de comercio electrónico.
Es, por tanto, un momento privilegiado para la “tecnología para restaurantes”. Decenas de empresas decididas a ayudar a sobrevivir a los restaurantes independientes y a las tiendas de comestibles han puesto en marcha o se han ampliado fuertemente al ver que sus servicios tienen una demanda urgente.