La interacción de una madre deprimida con su hijo adolescente puede tener gran impacto en la vida del joven.

Muchas veces la depresión de ella compite con la depresión del adolescente llevando a sentir culpa mutua.

El hijo adolescente de una madre deprimida, puede distanciarse de ella algunas veces por muchos años o de forma definitiva.

Otro caso es que los hijos, ya sea por inseguridad o por dependencia, permitan ser culpados por su madre deprimida, dando como consecuencia que este hijo trate de reparar el dolor de su madre. Esa dependencia se convierte en simbiosis y se vuelve permanente.

Cuando una madre está deprimida, puede no estar disponible psicológicamente para las necesidades emocionales y físicas de su hijo.

Por esto, lo mejor que puede hacer una madre en estas circunstancias es buscar ayuda profesional, para poder disfrutar de sus hijos como debe ser y no causar daños emocionales a su hijo.