El presidente de Rusia, Vladímir Putin, dijo que espera que ningún país piense en cruzar las “líneas rojas” de Moscú al pronunciar su discurso anual a la nación, justo cuando comenzaron las concentraciones en apoyo del líder opositor detenido Alexey Navalny.

“Quien organice cualquier provocación que amenace nuestra seguridad básica se arrepentirá como nunca antes se ha arrepentido de nada”, advirtió Putin en un amplio discurso ante los legisladores en la capital rusa.

“No queremos quemar puentes. Pero si alguien percibe nuestras intenciones como indiferencia o debilidad y está dispuesto a quemar o incluso volar puentes, la respuesta de Rusia será asimétrica, rápida y dura”.

Sus palabras se producen en un momento de mayor tensión entre Rusia y las potencias occidentales. Estados Unidos impuso la semana pasada amplias sanciones contra Rusia por su injerencia en las elecciones estadounidenses de 2020, su ciberataque masivo SolarWinds y su actual ocupación y “graves abusos de los derechos humanos” en Crimea.