Algunas personas dicen que empezaron a bañarse menos durante la pandemia. Mientras nadie se queje, dicen que piensan mantener el hábito.

Robin Harper, asistente administrativa de un centro preescolar en Martha’s Vineyard, creció duchándose todos los días.

“Es lo que se hacía”, dice. Pero cuando la pandemia de coronavirus la obligó a encerrarse en casa y alejarse del público en general, empezó a ducharse una vez a la semana.

La nueva práctica le pareció ambientalmente virtuosa, práctica y liberadora. Y se ha quedado.

“No me malinterpreten”, dijo Harper, de 43 años, que ha vuelto a trabajar. “Me gustan las duchas. Pero es una cosa que me quita de encima. Soy madre. Trabajo a tiempo completo, y es una cosa menos que tengo que hacer”.

La pandemia puso patas arriba el uso de los pantalones con cremallera y cambió los hábitos de comida y bebida de la gente. Ahora hay indicios de que ha provocado que algunos estadounidenses se vuelvan más espartanos en lo que respecta al seo personal.

Los padres se han quejado de que sus hijos adolescentes renunciaron a las duchas diarias. Después de que los medios de comunicación británicos informaran de una encuesta de YouGov que mostraba que el 17% de los británicos había abandonado las duchas diarias durante la pandemia, muchas personas en Twitter dijeron que habían hecho lo mismo.