Sólo un 43% de los estadounidenses ha recibido al menos una inyección de una vacuna, y su demanda ya está cayendo en picada.
Varios estados con excedentes están pidiendo al gobierno federal que reduzca sus futuras asignaciones. Carolina del Norte, por ejemplo, redujo sus entregas en un 40% la semana pasada. Connecticut pidió sólo el 26% de su suministro completo, y Carolina del Sur solicitó sólo el 21%. Por término medio, los proveedores están administrando unos dos millones de dosis al día, lo que supone un descenso respecto al máximo de 3,38 millones alcanzado el 13 de abril.
A los expertos en salud pública les preocupa que la ralentización provoque hospitalizaciones y muertes evitables en las comunidades con menores tasas de vacunación.
El fenómeno contrario se está produciendo en la Unión Europea, que ha ejecutado un notable giro en su campaña de inmunización. Tras un estancamiento de meses, el bloque ha solucionado recientemente un problema de suministro y ahora administra unos tres millones de dosis al día. Ajustada a la población, la tasa es aproximadamente equivalente al número de vacunas que se administran cada día en los Estados Unidos.