Cuando los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades publicaron el mes pasado nuevas directrices sobre el uso de mascarillas, anunciaron que “menos del 10%” de la transmisión de Covid-19 se producía en el exterior. Los medios de comunicación repitieron la estadística, y rápidamente se convirtió en una descripción estándar de la frecuencia de la transmisión al aire libre.
Sin embargo, la cifra es casi con toda seguridad engañosa.
Parece que se basa en parte en una clasificación errónea de algunas transmisiones de Covid que en realidad tuvieron lugar en espacios cerrado. Un problema aún mayor es la extrema cautela de los funcionarios del C.D.C., que eligieron un punto de referencia -el 10%- tan alto que nadie podría discutirlo razonablemente.
Ese punto de referencia “parece ser una gran exageración”, dijo el Dr. Muge Cevik, virólogo de la Universidad de St. Andrews. En realidad, la parte de la transmisión que se ha producido en el exterior parece estar por debajo del 1% y puede ser inferior al 0,1%, según dijeron varios epidemiólogos. La escasa transmisión al aire libre que se ha producido casi siempre parece haber tenido lugar en lugares concurridos o en conversaciones cercanas.
Decir que menos del 10% de las transmisiones de Covid se producen en el exterior es como decir que los tiburones atacan a menos de 20,000 nadadores al año (La cifra real en todo el mundo es de unos 150) es a la vez cierto y engañoso.
Esto no es sólo una cuestión matemática. Es un ejemplo de cómo el C.D.C. se esfuerza por comunicar eficazmente y deja a mucha gente confundida sobre lo que es realmente arriesgado. Los funcionarios del C.D.C. han dado tanta prioridad a la precaución que muchos estadounidenses están desconcertados por la larga lista de recomendaciones de la agencia. Zeynep Tufekci, de la Universidad de Carolina del Norte, escribe en The Atlantic que esas recomendaciones son “simultáneamente demasiado tímidas y demasiado complicadas”.
Siguen tratando la transmisión en el exterior como un riesgo importante. El C.D.C. dice que las personas no vacunadas deben llevar máscaras en la mayoría de los entornos al aire libre y las personas vacunadas deben llevarlas en “grandes lugares públicos”; los campamentos de verano deben exigir que los niños lleven máscaras prácticamente “en todo momento”.
Estas recomendaciones tendrían más fundamento científico si el 10% de la transmisión de Covid se produjera al aire libre. Pero no es así. No hay ni una sola infección por Covid documentada en ningún lugar del mundo por interacciones casuales al aire libre, como pasar junto a alguien en la calle o comer en una mesa cercana.
