Cuando el coronavirus se disparó en Missouri el pasado otoño, una oleada de casos afectó a una residencia de ancianos en el corazón rural del estado. Robin Bull, una enfermera a tiempo parcial, recordaba una ambulancia “yendo y viniendo constantemente” en una mañana especialmente aterradora, llevando a los residentes al Moberly Regional Medical Center, el hospital local.

Pero incluso mientras Bull ayudaba a enviar a los pacientes al Moberly Regional, el hospital estaba en proceso de demandarla a ella y al menos a otro antiguo empleado de la residencia de ancianos. Eran dos de los más de 600 antiguos pacientes a los que el hospital ha demandado por las facturas médicas durante la pandemia de coronavirus.

El Moberly Regional demandó a Bull el pasado mes de mayo por 9,281 dólares, costos que, según Bull, se derivaron de una visita a urgencias por una intoxicación alimentaria hace varios años. Después de que un juez fallara a favor del hospital a finales del año pasado, la empresa presentó una moción para empezar a embargar parte de su salario de aproximadamente 850 dólares al mes.

Bull, que también recibe pagos por discapacidad, dijo que tanto ella como su marido contrajeron Covid-19 el verano pasado, y que han tenido problemas para pagar sus facturas cada mes.

“Intenté razonar con los abogados y decirles que no hay manera de que pueda pagar esto, pero nada funcionó”, dijo Bull. “Tener esta enorme factura que se cierne sobre mi cabeza… ha sido estresante, me ha dolido el corazón”.