Los prestamistas abrumados y los prestatarios en pánico están en un frenesí para agarrar el dinero restante en el programa de ayuda a las pequeñas empresas.

El programa de ayuda a las pequeñas empresas devastadas por la pandemia del coronavirus, de 788,000 millones de dólares, está terminando como empezó, con los últimos días de la iniciativa sumidos en el caos y la confusión.

Millones de solicitantes están buscando dinero del escaso puñado de prestamistas que aún conceden los préstamos respaldados por el gobierno. Cientos de miles de personas están atrapadas en el limbo, a la espera de saber si sus préstamos aprobados -algunos de los cuales han estado paralizados durante meses debido a errores o fallos- serán financiados. Los prestamistas están desbordados y los prestatarios entran en pánico.

“Algunos de nuestros prestamistas han recibido amenazas de muerte”, dijo Toby Scammell, director ejecutivo de Womply, un facilitador de préstamos que tiene casi 1.6 millones de solicitudes a la espera de financiación. “Hay mucha gente enfadada y asustada que realmente contaba con este programa y tiene miedo de quedarse fuera”. Parece poco probable que haya más financiación. El Congreso prorrogó el programa en dos ocasiones, en diciembre y marzo, aportando casi 300,000 millones de dólares en total en nuevas ayudas, pero hay pocos indicios de que vaya a hacerlo de nuevo.

Estaba previsto que el programa de ayuda siguiera aceptando solicitudes hasta el 31 de mayo. Pero hace dos semanas, su gestor, la Administración de la Pequeña Empresa, anunció que los 292,000 millones de dólares de financiación del programa para préstamos condonables de este año casi se habían agotado y que dejaría de procesar inmediatamente la mayoría de las nuevas solicitudes.