Más de un mes después de que los colombianos salieran por primera vez a las calles este año para protestar contra la reforma fiscal y la gestión gubernamental de la pandemia del Covid-19, las tensiones en todo el país están aumentando rápidamente, con más de una docena de muertos durante el fin de semana, y una nueva y arriesgada táctica gubernamental.
El viernes, la ciudad sureña de Cali fue testigo de nuevas escenas de pánico cuando varias personas vestidas de civil parecieron abrir fuego contra los manifestantes, según muestran las imágenes de las redes sociales. El fiscal general de Colombia, Francisco Barbosa, confirmó posteriormente que uno de los tiradores era un empleado de la unidad de investigación de su oficina que estaba fuera de servicio. Las investigaciones preliminares sugieren que el hombre mató a dos manifestantes antes de que la multitud circundante lo linchara, dijo Barbosa. Las imágenes del hombre golpeado hasta la muerte se han hecho virales en las redes sociales colombianas.
En otro episodio, un civil fue fotografiado apuntando con su arma a los manifestantes mientras estaba junto a policías uniformados que no intervinieron. El hombre, Andrés Escobar, publicó posteriormente un vídeo en las redes sociales en el que decía que estaba disparando balas de goma no letales y pedía perdón por sus actos. En una entrevista con la emisora de radio local BluRadio, Escobar dijo que se vio impulsado a actuar al ver a los “vándalos” corriendo en su barrio, y que no tenía intención de matar a nadie.
Sólo en Cali, al menos 13 personas fueron asesinadas durante el fin de semana, según el Ministerio de Defensa de Colombia. En respuesta a la escalada de violencia en todo el país, el presidente Iván Duque ha desplegado a los militares en trece ciudades para reforzar a la policía local.
Duque dijo que se vio obligado a enviar a los militares para levantar las decenas de bloqueos de carreteras de manifestantes que desde principios de mayo han paralizado el país, pero los críticos y algunos analistas ven el despliegue como una apuesta arriesgada destinada a echar más leña al fuego.