La Organización Mundial de la Salud ha autorizado una vacuna Covid-19 fabricada por la empresa farmacéutica china Sinovac para uso de emergencia, lo que abre el camino para que se incluya en Covax, la iniciativa mundial de vacunación de la que dependen los países de bajos ingresos.
La decisión se anunció el martes, aproximadamente un mes después de que la agencia autorizara otra vacuna china, fabricada por Sinopharm, para uso de emergencia.
Hay una gran necesidad de vacunas en países y regiones donde el virus está aumentando, como India, gran parte del sudeste asiático y Sudamérica. Añadir otra vacuna a la distribución podría ayudar a satisfacer esa demanda.
Las dificultades de Covax son un factor entre muchos otros en la creciente brecha de cobertura de vacunación entre los ricos y los pobres del mundo. Covax ha tenido una financiación insuficiente y un retraso en el calendario incluso antes de enfrentarse a su golpe más importante esta primavera, cuando India, que se enfrenta a una devastadora crisis de coronavirus, detuvo las exportaciones de vacunas.
Y el mundo no está ni cerca de tener los 11,000 millones de dosis que se necesitan para vacunar al 70% de la población mundial, el umbral aproximado necesario para la inmunidad de rebaño, según estiman los investigadores de la Universidad de Duke. Aunque la producción mundial es difícil de medir, la empresa de análisis Airfinity calcula que el mundo ha producido hasta ahora unos 1,700 millones de dosis.
La vacuna de Sinovac, denominada CoronaVac, se ha desarrollado utilizando virus inactivados, una técnica que se utiliza desde hace más de un siglo.
Los ensayos clínicos de CoronaVac en Brasil y Turquía arrojaron resultados muy diferentes, pero ambos demostraron que la vacuna protegía contra el Covid-19.