Hace un año, más del 43% de las muertes por coronavirus en Estados Unidos estaban vinculadas a centros de atención para ancianos. Ahora, las muertes de personas vinculadas a esos centros han descendido al 31%, lo que revela una mejora del panorama para los estadounidenses de más edad.

A lo largo de la pandemia, se han registrado las muertes por Covid-19 en residencias de ancianos, centros de vida asistida, unidades de cuidado de la memoria y otras instalaciones de larga duración para personas mayores, y se ha identificado más de 1.38 millones de infecciones entre los residentes y empleados de las instalaciones, así como más de 184,000 muertes. El virus se ha propagado con facilidad en estos centros, y ha sido especialmente letal para los adultos mayores de 60 años no vacunados.

Desde la llegada de las vacunas, las muertes en las residencias de ancianos, en particular, han disminuido considerablemente. Según los Centros Federales de Servicios de Medicare y Medicaid, las residencias de ancianos de todo Estados Unidos registraron más de 5,000 muertes por semana desde principios de diciembre hasta mediados de enero. Desde finales de marzo, las residencias han notificado menos de 300 muertes a la semana.