Un equipo conformado por varios expertos en fisiología del Reino Unido, está dedicado al estudio de los beneficios de nadar en agua muy fría para las personas que sufren de depresión y ansiedad.

En la ciudad de Brighton se está llevando a cabo esta investigación con voluntarios que se sumergen en canales de agua helada junto al muelle.

El profersor Mike Tipton, investigador que dirige este estudio quien es experto nadador de agua abiertas, dice que está buscando dos beneficios claros de sumergirse en agua helada:

1. El shock inmediato que causa el contraste con el frío.

2. Cómo el cuerpo y la mente se pueden adaptar progresivamente hasta que la sensación deja de ser desagradable.

Cuando una persona se sumerge en agua helada se dispara la adrenalina, se acelera el ritmo cardíaco y se agita la respiración. Además, se libera glucosa al torrente sanguíneo y se demanda energía a las células, consumiendo grasa acumulada.

En resumen, el cuerpo trata por todos los medios combatir el frío que siente. Según Tipton, el cuerpo reacciona fisiológicamente de un modo parecido ante cualquier situación estresante.

Según las investigaciones, solo se necesitan 6 inmersiones en agua helada para reducir en un 50 % la sensación de shock que produce el agua helada.

Los investigadores llaman a esto la “adaptación cruzada”, que consiste en adaptarse a un factor estresante.

Tipton piensa que esta adaptación cruzada también podría servir para disminuir la respuesta fisiológica a las cosas que nos causan estrés en el día a día.