Mientras el Presidente Biden y el Presidente Vladimir Putin de Rusia se reunían, la pandemia aumentaba en Rusia.

Horas antes del comienzo de la reunión en Ginebra, la ciudad de Moscú anunció que obligaría a vacunar contra el coronavirus a los trabajadores de los servicios y de otras industrias, mientras Rusia se ve atenazada por una nueva y atroz ola de Covid-19. Aun así, los funcionarios rusos insisten en que el país ha manejado la crisis del coronavirus mejor que Occidente, diciendo que no ha habido cierres a gran escala desde el verano pasado.

Recordemos que Rusia afirmó ser el primer país del mundo en aprobar el uso de una vacuna contra el coronavirus, en agosto del año pasado, antes de que se hubieran completado las pruebas.

Hay dos explicaciones para la lentitud del despliegue. La primera es la escasez de suministros. La fabricación de la vacuna es muy delicada. La fermentación de los lotes de vacunas es difícil, y ha habido contratiempos. Por eso, mientras Estados Unidos producía decenas de millones de dosis, el aumento en Rusia fue muy lento. La otra parte de la ecuación es que hay muchas dudas sobre las vacunas. Así que incluso cuando hay una vacuna disponible, hay desconfianza en el gobierno y falta de confianza en que la vacuna sea segura, aunque se haya demostrado en los ensayos que es segura y eficaz.