Dick Cheney siempre vio amenazas en los enemigos de Estados Unidos. Su hija está ahora en una batalla solitaria contra lo que ambos ven como un peligro para la democracia estadounidense: Donald J. Trump.

La representante Liz Cheney se refugió en un lugar seguro y no revelado del edificio federal Dick Cheney, contando cómo recibió una llamada telefónica de su padre el 6 de enero.

La Sra. Cheney, republicana de Wyoming, recordó que se había estado preparando para hablar en la Cámara de Representantes en apoyo de la certificación de la elección de Joseph R. Biden Jr. como presidente. El Sr. Cheney, ex vicepresidente y el asesor político más cercano a su hija, consultaba con ella la mayoría de los días, pero esta vez llamaba como un padre preocupado.

Había visto al presidente Donald J. Trump en la televisión esa mañana, prometiendo que se desharía de “las Liz Cheneys del mundo”. Le dijo que su discurso en el hemiciclo podría avivar las tensiones y que temía por su seguridad. ¿Estaba ella segura de querer seguir adelante?

“Absolutamente”, le dijo a su padre. “Nada podría ser más importante”.

Minutos más tarde, los partidarios del Sr. Trump irrumpieron en la entrada, los miembros de la Cámara fueron evacuados y el futuro político de la Sra. Cheney, que nunca pronunció su discurso, se vio repentinamente alterado.