Todas las madres en algún momento de la vida han perdido el control, se han enojado y gritado a su hijo.
Es una reacción normal enojarse en circunstancias que exceden el control. Pero, algunos padres lo hacen gritando y golpeando a su hijo; esto funciona la mayoría de las veces, el niño cambia su comportamiento, pero lo hace por temor y no por la auto-regulación.
Pero, si reconoces que tu reacción no fue la apropiada y aprendes a restablecer la relación, juntos podrán a encontrar una solución.
Cómo reconciliarse:
• Separa el hecho sucedido del sentimiento que lo causó.
• Tranquilízate y dile a tu hijo que ya estás más tranquila y está lista para hablar del problema.
• Te darás cuenta que tu hijo está listo para hablar cuando pueda establecer contacto visual y acercarse.
• Explícale que te molestó y por qué, asegurándote que lo entienda.
• Encuentren entre los dos, alternativas para evitar que se repita la situación.
• Vuelve a tener contacto físico con tu hijo, abrázalo y dile que lo amas.