El Presidente Biden ha emitido una orden ejecutiva que trata de abordar el problema de la competencia en la economía. Ordena a los reguladores que tomen medidas específicas para reducir las rentas de los monopolios en múltiples industrias. Entre otras cosas, la orden es:

Facilitar a los fabricantes de medicamentos genéricos y a los proveedores canadienses la competencia con las empresas farmacéuticas estadounidenses.

Permitir que los estadounidenses compren audífonos sin receta.

Exigir a los hospitales una mayor transparencia en la facturación.

Obligar a las aerolíneas a reembolsar el dinero cuando pierdan maletas o cuando el Wi-Fi de los vuelos no funcione.

Garantizar que los agricultores puedan reparar sus propios equipos o elegir quién los repara, en lugar de permitir que los fabricantes dicten quién puede hacerlo.

Aumentar el escrutinio federal de las fusiones de las empresas tecnológicas y su uso de los datos de los consumidores.

Restringir las “cláusulas de no competencia”, como las que utilizan las cadenas de restaurantes y los minoristas para evitar que los trabajadores acepten un puesto de trabajo en la competencia.

“Tener una competencia sana es vital para un sistema capitalista eficaz”, dijo Brian Deese, el principal asesor económico de Biden en la Casa Blanca. “Es un motor de salarios más altos, precios más bajos, más innovación y más creación de empresas”.