Como hemos oído siempre: no existe un manual para ser una buena madre. Así que, cuando nos convertimos en una, nos llenamos de dudas porque no sabemos si estamos haciéndolo bien, o por el contrario somos muy duras o muy débiles con nuestro hijo, si le estamos haciendo feliz o le estamos enseñando herramientas para que se convierta en un ser humano responsable, autónomo y realizado.

Pero, darle una buena crianza a nuestro hijo no es una tarea tan difícil, solo hay que tener claros los objetivos y los pasos a seguir para alcanzarlos.

Debemos enfocarnos en la crianza positiva, donde se requiere cubrir sus necesidades físicas, intelectuales y emocionales. Aquí, te mostramos cómo hacerlo:

AMOR

El amor es la base de la crianza; el amor de madre es incondicional y está lleno de comprensión, aceptación, paciencia y acompañamiento. Una madre entiende a su hijo y responde a sus necesidades.

Se debe construir un vínculo sólido madre-hijo, que implica estar presentes y dedicarle tiempo; pero, no importa si trabajas fuera de casa ya que tu hijo puede notar y valorar los momentos de calidad que comparten los dos.

RESPETO

En todas las relaciones humanas debe existir el respeto, y en la relación madre-hijo es importantísimo.

Como madres no debemos olvidar que, aunque nuestro hijo sea pequeño y necesite ser guiado y tener límites, esto no implica que no deban aplicarse con respeto y consideración.

En una buena crianza no existen los gritos, insultos y humillaciones. Hay que escuchar al niño cuando nos hable y responder a sus dudas, analizar sus emociones y tratarlo con consideración.

DESARROLLO

Un niño necesita ser estimulado intelectualmente y consiste en proporcionarle la oportunidad de aprender a través de diferentes actividades, materiales, juegos y espacios acordes con su edad.

Potenciar el desarrollo de nuestro hijo implica también darle las herramientas personales que requiera para desenvolverse en la vida; estas son: autoestima, confianza, perseverancia, responsabilidad, disciplina, resiliencia, etc.