La retención de líquidos en el cuerpo se muestra en los pies, piernas, la celulitis, las bolsas bajo los ojos y el vientre abultado.
Este proceso tiene el nombre de edema y consiste en la acumulación de líquidos en el espacio que queda entre las células de los tejidos y en ciertas cavidades del organismo. La piel se ve estirada o brillante y cuando se presiona durante unos segundos queda un “hoyuelo” sobre la misma.
Las causas más comunes para que se presente la retención de líquidos son:
EXCESO DE SAL
Cuando consumimos más sal de la recomendada, le hacemos daño al corazón ya que este órgano deja de bombear eficientemente, se incrementa la presión arterial provocando retención; en casos más graves puede llevar a la insuficiencia cardíaca y problemas respiratorios.
Se debe limitar la cantidad de sal que consumimos para evitar problemas de salud. La Fundación Española del Corazón, recomienda no echar sal a ningún plato y en su lugar sazonar las comidas con hierbas, especias, vinagre, limón y aceites aromatizados.
La sal también está presente en los alimentos que compramos, especialmente los elaborados industrialmente, por ejemplo: embutidos, refrescos, panes, galletas, quesos, etc.
EJERCICIO FÍSICO
Hacer ejercicio ayuda a prevenir la obesidad, el sobrepeso, la diabetes y los problemas cardiovasculares, pero también ayuda a mejorar la retención de líquidos. Antes, durante y después de ejercitarse hay que hidratarse. Se recomienda beber mucha agua durante el día.
HORMONAS
Las hormonas femeninas cumplen una función importante en la retención de líquidos.
En los meses de embarazo, el cuerpo retiene más líquido de lo normal debido a los cambios hormonales y el sobrepeso; sin embargo, esto se resuelve después del nacimiento del bebé.
Pero, si la inflamación llega de repente y acompañada de dolor de cabeza, vómitos o problemas de visión, puede indicar que se está sufriendo de preeclampsia que es un trastorno del embarazo en el que aparece hipertensión y requiere atención médica urgente.
La dieta que llevemos durante el embarazo repercute en los meses posteriores; por ejemplo, cuando se cena tarde, se triplica la posibilidad de retener líquidos hasta año y medio después del nacimiento del bebé.