Un mes dominante produjo una ventaja inexpugnable para el joven campeón esloveno en una carrera ciclista ensombrecida por nuevas denuncias de trampas.

El esloveno Tadej Pogacar ganó el domingo su segundo Tour de Francia consecutivo, entrando en una nueva era de dominio tras reinar sobre sus adversarios durante casi dos semanas y dejando poco espacio para cualquier competencia seria.

El resultado de la carrera se conocía desde hacía días, y Pogacar, de 22 años, entró en la tradicionalmente festiva etapa final con una ventaja inexpugnable de 5 minutos y 20 segundos, margen que mantuvo al cruzar la línea de meta. Incluso después del octavo puesto de Pogacar en la contrarreloj del sábado, los aficionados al Tour se quedaron con la abrumadora impresión de que había poca competencia para el joven campeón.

De hecho, Pogacar subió tres veces al podio de París el domingo, vistiendo el maillot amarillo del ganador de la clasificación general, el maillot de lunares que se concede al mejor escalador del Tour y el blanco que se concede al mejor corredor joven. El año pasado ganó los mismos tres maillots, cuando se convirtió en el ganador más joven del Tour en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial.