El biocombustible es una mezcla de sustancias orgánicas utilizadas como combustible en los motores de combustión interna. Viene de la biomasa, que es materia orgánica originada en un proceso biológico espontáneo o provocado utilizada como fuente de energía.
Algunos especialistas sugieren que lo correcto sería llamar a este tipo de combustibles “agrocombustibles”, ya que el prefijo bio se usa en la Unión Europea para referirse a los productos agrícolas en cuya producción no intervienen productos de síntesis. Por lo tanto, la palabra biocombustible puede crear confusión y le da al término unas connotaciones positivas que no tiene.
¿Cómo es el proceso?
Para obtener los biocarburantes o biocombustibles se pueden utilizar especies de uso agrícola como el maíz o la mandioca que son ricos en carbohidratos, o también se pueden utilizar plantas oleaginosas como la soya, el girasol y la palma; también se pueden emplear eucalipto y pinos.
Al utilizar estos productos se reduce el dióxido de carbono que se envía a la atmósfera terrestre, ya que estos materiales lo van absorbiendo a medida que se van desarrollando, mientras que emiten una cantidad similar que los carburantes convencionales en el momento de la combustión.
Europa, Estados Unidos y Argentina, han expedido normativas donde exigen a los proveedores mezclar biocombustibles hasta un nivel determinado, que por lo general varían del 5 al 10 %.
Los combustibles de origen biológico pueden sustituir parte del consumo en combustibles fósiles tradicionales como son el petróleo y el carbón. El bioetanol y el biodiesel son los biocombustibles más usados y desarrollados.
Organizaciones como Greenpeace dicen que la producción de biocombustibles “representan una amenaza para la biodiversidad y la soberanía alimentaria. La extensión de cultivos tales como el maíz, la soja, la colza, la palma o la caña de azúcar, destinados a la producción de biocombustibles, puede presionar sobre el territorio provocando la destrucción directa e indirecta de ecosistemas naturales, como las selvas tropicales y los bosques nativos. Además, pone en riesgo la seguridad alimentaria mundial al competir por las tierras fértiles disponibles, colocando en peligro la subsistencia de las poblaciones más pobres del mundo”.
No se trata de demonizar los biocombustibles como alternativas del petróleo, pero es importante conocer todos aspectos para tomar las decisiones adecuadas.