Por lo general, la primera experiencia de “enamoramiento” se siente por algún miembro de la familia. Ese amor platónico ya sea por un primo, tío, etc., puede ser común, pero que ese deseo se vuelva realidad es un indicador que la persona sufre un conflicto inconsciente.

Es lógico que los primeros amores se den dentro de la familia, ya que durante la primera infancia ese es el entorno en el que nos movemos. Pero, a medida que la persona crece, esos deseos “incestuosos” hacia el primo u otro miembro de la familia desaparecen, porque se empieza a relacionar con personas fuera de la familia y se conocen amigos del barrio, compañeros de colegio, etc.

Pero, ¿Qué se puede hacer si esos impulsos amorosos por un primo se convierten con el tiempo en relaciones de pareja?

Aunque no es muy frecuente que ocurra, esa minoría que lo vive tiende a sufrir de conflictos interiores que le impiden desarraigarse del vínculo familiar.

En estos casos lo mejor es buscar ayuda con un especialista y realizar psicoterapia. Así, se podrá cambiar el impulso dañino y limpiar la mente para un amor saludable.