Los códigos QR han llegado para quedarse por el seguimiento que permiten

Los códigos QR han llegado para quedarse por el seguimiento que permiten

Impulsados por el deseo de realizar transacciones sin contacto, los códigos QR aparecieron por todas partes en la pandemia. Las empresas no quieren renunciar a ellos.

Cuando la gente entra en Teeth, un bar del barrio de la Misión de San Francisco, el portero les da opciones. Pueden pedir comida y bebida en la barra, dice, o pueden pedir a través de un código QR.

Cada mesa de Teeth tiene una tarjeta con el código, un cuadrado pixelado en blanco y negro. Los clientes sólo tienen que escanearlo con la cámara de su teléfono para abrir una página web con el menú online. A continuación, pueden introducir los datos de su tarjeta de crédito para pagar, todo ello sin tocar un menú de papel ni interactuar con un camarero.

Una escena como ésta era una rareza hace 18 meses, pero ya no. “En los 13 años que llevo siendo propietario de un bar en San Francisco, nunca había visto un cambio tan radical como éste, que haya llevado a la mayoría de los clientes a un nuevo comportamiento con tanta rapidez”, afirma Ben Bleiman, propietario de Teeth.

Los códigos QR -esencialmente un tipo de código de barras que permite realizar las transacciones sin necesidad de tocarlos- han surgido como un elemento tecnológico permanente a partir de la pandemia de coronavirus. Los restaurantes los han adoptado en masa, los comercios minoristas, como CVS y Foot Locker, los han incorporado a las cajas registradoras, y los profesionales del marketing los han salpicado en los envases de los comercios, el correo directo, las vallas publicitarias y los anuncios de televisión.

 

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