Una epidemia de ira y violencia aérea a 30,000 pies de altura ha hecho que varios cientos de auxiliares de vuelo se apunten a clases de defensa personal. Los miembros de la tripulación de cabina están siendo instruidos por comisarios aéreos federales sobre cómo dar puñetazos y codazos a posibles agresores.

Este año se han producido miles de incidentes de violencia e intimidación contra los auxiliares de vuelo, a medida que los ánimos se crispan por las frustraciones habituales de los viajes en avión y por un nuevo factor de irritación: la obligación de llevar mascarilla para todos a bordo. Una empleada de Southwest Airlines perdió dos dientes en una agresión, según su sindicato. Y de vez en cuando se hace viral un nuevo vídeo de pasajeros que se pelean a bordo y descargan su ira contra los auxiliares de vuelo.

Si la situación empeora, los tripulantes de cabina no sólo tendrán que indicar las salidas de emergencia y la ubicación de los chalecos salvavidas para “el improbable caso de un aterrizaje en el agua”, sino que también podrían advertir a cualquier alborotador en ciernes que se arriesga a recibir un codazo en la mandíbula.