Actualmente, con tantas responsabilidades a cuestas, se hace necesario buscar apoyo y colaboración de todos los miembros de la familia para que todo funcione adecuadamente.
Cuando hay varios hijos en casa, se deben asignar funciones a todos de acuerdo con su edad y capacidades; pero lo que no podemos hacer, es responsabilizar al hermano mayor del cuidado del hermano menor.
Algunos hijos desarrollan un sentido de la responsabilidad más grande que los demás, esto ocurre generalmente con el hermano mayor, ya que siente o asume que debe ser el ejemplo y hacer cosas por los demás, ayudar y facilitar la vida de los otros.
También ocurre que los padres hacen creer a los niños mayores, sin importar la edad que tengan, que son responsables de otras personas, especialmente sus hermanos menores.
El peligro con esto puede estar en que, al confiar la seguridad de los menores en los mayores, ocurran accidentes que pueden ser mortales, como asfixia, quemaduras, ahogamientos, etc.
Cuando se espera que un niño se comporte como la madre o el padre, se llama parentalización del niño, y no se tiene en cuenta que por más maduro y responsable que el niño sea, es simplemente un niño.
Como padres debemos aprender la diferencia entre ser independiente versus delegarles responsabilidades que puedan tener consecuencias fuera de su alcance.
Aunque nos sintamos cansados y abrumados con tantas responsabilidades, no podemos delegar en un niño algunas cosas, por más maduros y responsables que sean, ya que debemos dejarlos ser y comportarse como niños.
Los adultos son los que deben brindar compañía, atención, cuidado, supervisión y límites a sus hijos.
Cuando pretendemos que un niño asuma responsabilidades que le corresponden a un adulto, lo estamos maltratando. Aunque a veces esos niños muestren que pueden ser tolerantes, empáticos y serviciales, no podemos descargar en ellos nuestras responsabilidades y deberes.