En un notable acto de desafío, miles de cubanos salieron a la calle hace dos semanas y corearon “¡No tenemos miedo!”. Ahora muchos están aterrorizados.
La valentía que muchos cubanos mostraron cuando salieron a las calles hace dos semanas -cantando “¡Abajo la dictadura!” y “¡No tenemos miedo!” – se ha convertido en miedo para muchos.
Cientos de personas han sido detenidas, dicen los defensores, y un número incalculable de ellas siguen retenidas. La policía ha vigilado las casas de los activistas. Y entre los críticos del gobierno, hay una sensación generalizada de que la represión está lejos de terminar.
Maykel González, periodista independiente detenido tras las protestas del 11 de julio, se ha aventurado a salir de su casa en contadas ocasiones en los últimos días, asustado por la vigilancia y el acoso que sufren otros manifestantes.
“En cualquier momento pueden aparecer en mi puerta”, dijo González, de 37 años. “Es un miedo que me acompaña desde que me despierto”.