Una semana de reveses en materia de salud pública por parte de la Casa Blanca y de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ha dejado a los estadounidenses con un latigazo pandémico, sembrando la confusión sobre las vacunas contra el coronavirus y el uso de mascarillas, ya que la variante Delta pone patas arriba lo que la gente creía saber sobre cómo mantenerse a salvo.
Las vacunas siguen siendo eficaces y ofrecen una gran protección contra la hospitalización y la muerte, incluso entre los infectados por la variante Delta, que es extremadamente contagiosa. El uso de mascarillas evita la transmisión del virus a las personas de mayor riesgo.
Pero la crisis que el Presidente Biden creía tener bajo control está cambiando de forma más rápido de lo que el país puede adaptarse. Un virus que evoluciona, nuevos descubrimientos científicos, profundas divisiones ideológicas y 18 meses de mensajes sobre la pandemia en constante cambio han hecho que los estadounidenses se muestren escépticos ante los consejos de salud pública. Así, aunque la Casa Blanca había prometido un “verano de alegría”, la nación se encuentra en cambio atrapada en un verano de confusión.