Escuchamos con frecuencia expresiones como:

“No me gusta esa blusa porque es muy de señora”

“Ni que fuera una señora”

“Que horror, en el mercado me dijeron señora”

“Eso es típico de las señoras”

Todas esas expresiones y muchas otras más hacen pensar o sentir que ser una señora es algo negativo, cuando en realidad no tiene nada de malo serlo.

Tal vez esto ocurre porque en la actualidad se ha puesto de moda el “edadismo”, que se trata de los estereotipos, prejuicios y discriminación contra las personas debido a su edad.

Esto lo vemos en los trabajos y afecta a muchas personas que creen que por su edad no pueden hacer ciertas cosas porque está mal visto o no tienen la capacidad de hacerlo.

Ser una señora no es algo negativo, una señora puede ser una mujer que es madre, con estado civil casada y con una mentalidad madura y centrada. Estas cualidades son positivas y convenientes especialmente cuando se tienen hijos porque:

• No es conveniente ser inmadura y mostrarse como la amiguita de los hijos en lugar de ser la persona adulta y responsable en la que ellos pueden confiar y sentirse seguros y apoyados.

• Además, queremos que nuestros hijos sean independientes y maduros, pero si la madre se comporta como una jovencita inmadura, no hay coherencia entre lo que les pedimos y lo que les enseñamos.