Cuando una mujer está embarazada y ama a su bebé, aunque no lo haya visto, ella está dispuesta a renunciar a muchas cosas para que su hijo se desarrolle adecuadamente. Sin embargo, llegado el caso de que el embarazo no se termine y su hijo no nazca vivo ocasiona en ella un dolor gigante por la ausencia.
Pero, esa madre debe ser consciente que el bebé no llegó a su vida para hacerla infeliz. Esa mamá tiene que entender que el destino de ese bebé era morir y que no era el momento de que estuviera con ella.
Con esa terrible experiencia, la mujer se preguntará por qué a ella.
El duelo por la pérdida de un bebé dura alrededor de un año y medio, aunque no todos los días tengan la misma intensidad, ni que después del duelo ya no se recuerde al bebé. Lo ideal en estos casos es aprender a vivir con ese vacío en el corazón sin resentimiento y dejar que el amor siga primando en la vida.
Durante el duelo, cuando se pasan los primeros 9 meses, el dolor más intenso ya empieza a pasar y todo empieza a ser menos difícil. Pero, si llegado ese tiempo, el dolor no se ha superado, quiere decir que el proceso de duelo no está funcionando y se hace necesario aplicar herramientas emocionales como:
- Terapia
- Lecturas
- Cursos
- Programas de radio y TV
- Asesoría
- Comunicación con la pareja