Los padres deben tener claro que no está mal el no estar bien, aunque no es para caer en la negatividad y quejarse por todo.
En las redes sociales nos inundan con mensajes, imágenes e historias que nos hacen creer que la vida es hermosa y que siempre debe de ser así, dejando a un lado los momentos negativos.
Es hora de hacer un alto y aceptar, que la vida real, la de la gente de carne y hueso está muy lejos de ser una vida perfecta; cada día, aparecen situaciones que son incómodas y que inquietan y hacen sentir mal; se presentan cambios emocionales, de salud, familiares, profesionales o financieros que nos afectan y que tenemos el derecho de no sentirnos bien por eso.
Se vale no ser perfecto, reconocer que somos seres humanos reales y que no tenemos control sobre todas las cosas y situaciones, que podemos cansarnos, frustrarnos, aburrirnos y que tenemos necesidades individuales que debemos llenar.