– Salgan antes de lo habitual. Ya sea que conduzcas o simplemente dejes a tus hijos en la parada del autobús, esto le dará más tiempo de flexibilidad.
– Considera la posibilidad de trabajar una jornada más corta el primer día, para poder recogerlos en la escuela, hasta que se acostumbren a la nueva rutina.
– Establece un ritual de despedida. Cuando llegue el momento de despedirse de tu hijo, dale un último abrazo, un beso, despídete de él y habla de cuándo lo volverás a ver. No te limite a decir “¡Adiós!”, trata de ser más expresivo.
– ¿Tu hijo se ha ido a la escuela? Intenta tomarte un tiempo sólo para ti, ya sea dando un paseo, yendo a la cafetería, tomando un té con un amigo o simplemente yendo a casa a dormir la siesta. Respira con alivio y disfrute de este tiempo.
– Comprueba con tus hijos cómo ha sido su día. Si tu hijo no está preparado para hablar, pregúntele más tarde. Puedes preguntarle: “¿Cómo te ha ido el día?”. “¿Cómo te fue con el uso del tapabocas y el alejamiento de la gente y todo eso?” “¿Qué fue difícil y qué fue fácil?”
– Si están tristes, valida la tristeza: “Veo que te sientes triste y está bien que llores. Yo también te voy a echar de menos”. Ofrece consuelo, como un abrazo o un pañuelo de papel. Llorar es bueno porque ayuda al cerebro