El terremoto, de magnitud 7.2, arrasó edificios y atrapó a personas bajo los escombros en al menos dos ciudades del oeste del país. Se produjo a unos 130 kilómetros al oeste de Puerto Príncipe. “Las calles están llenas de gritos”, dijo un archidiácono. “La gente está buscando, a sus seres queridos o recursos, ayuda médica, agua”.
El gobierno de Biden, las Naciones Unidas y las agencias privadas de ayuda que operan en Haití prometieron ayuda urgente.
La catástrofe no podía llegar en peor momento para Haití, sumido en una crisis política desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse el mes pasado, y que aún no se ha recuperado del todo del terremoto de 2010 que mató a 220,000 personas. El terremoto del sábado se produjo en la misma línea de falla.