Para los padres de todo el país, el proceso de búsqueda y contratación de guarderías -y de las subvenciones gubernamentales que les ayudan a pagarlas- se ha vuelto más abrumador que nunca. Las opciones de aprendizaje temprano de calidad escasean en todo el país. Los centros no tienen suficiente personal y los gestores de casos están sobrecargados. Muchas familias carecen del tiempo y los conocimientos necesarios para conseguir una plaza en los programas que existen.
En primer lugar, está el problema de averiguar qué hay disponible: Son escasos los directorios fiables con listas actualizadas de vacantes, así como las calificaciones claras de la calidad de un programa. Además, hay que dedicar mucho tiempo a la tarea de llamar o visitar a cada uno de esos proveedores para ver dónde hay vacantes, rellenar solicitudes y, a veces, pasar por entrevistas. Y luego las listas de espera, que duran meses o incluso años. Las admisiones en preescolar pueden ser despiadadas.
Y para muchos padres de rentas bajas y medias, hay que añadir el paso de averiguar y solicitar ayudas económicas, que suelen conllevar su propia cantidad de trámites y papeleo.
“Dada la tecnología actual, debería ser tan fácil encontrar una guardería como hacer una reserva para cenar”, dijo Cara Sklar, subdirectora de política de educación temprana y elemental en New America, un grupo de expertos de Washington, D.C. En lugar de ello, dijo Lara, “parece que estás enviando una solicitud al espacio exterior”.