En las cocinas de los ultra ricos de Estados Unidos, los frigoríficos no están pensados para ser vistos. “No creo que haya tenido un cliente que haya querido mostrar su nevera en mucho tiempo”, afirma un diseñador de interiores cuya firma ha trabajado con Cher, Tommy Hilfiger y Kylie Jenner.

Los diseñadores cubren los frigoríficos con madera personalizada que se integra en los armarios de la cocina. Se asemejan a “los dragones imaginarios de la fantasía infantil, porque son invisibles y enormes”, escribe Caity Weaver.

Los armarios también se están convirtiendo en frigoríficos. A menudo situados en las islas de cocina, los pequeños cajones empotrados almacenan vino, bebidas y productos frescos. “Les gusta tener muchas bebidas”, dice Shannon Wollack, fundadora de una empresa de diseño de interiores entre cuyos clientes se encuentran muchas personas de la industria del entretenimiento. “Gran parte son bebidas”.