Estados Unidos alcanzó el martes otro sombrío hito pandémico: Uno de cada 500 estadounidenses ha muerto de COVID-19, según datos de la Universidad Johns Hopkins.

Con la muerte número 662,899, Estados Unidos ha registrado una cifra equivalente al 0.2% de la población, según el número de personas que respondieron al censo de 2020 que se realizó cerca del comienzo de la pandemia.

La mitad de esas muertes han ocurrido desde justo antes de la Navidad de 2020.

El país llegó a este punto cuando las hospitalizaciones se han disparado debido a la variante delta del coronavirus, altamente contagiosa. El aumento ha provocado una escasez en los centros de salud que no se veía desde el pico invernal del COVID, antes de que las vacunas estuvieran ampliamente disponibles en los Estados Unidos.

La variante delta ha añadido lo que podrían ser meses de aumento de casos, hospitalizaciones y muertes a lo que parecía ser una pandemia en declive a principios del verano, especialmente a medida que los niños – no elegibles para las vacunas por debajo de los 12 años – vuelven a aprender en persona.

Hasta la semana pasada, Estados Unidos también ha registrado más casos de COVID en 2021 que en el año anterior. En los últimos 28 días, el país ha registrado 4.3 millones de nuevos casos y más de 39,000 muertes.