Entonces se les ocurrió una forma de hacerlo sin la presencia de agentes: un robot asesino.
Un equipo de agentes israelíes utilizó una ametralladora mejorada para matar a Mohsen Fakhrizadeh y apretó el gatillo a más de 1,000 millas de distancia.
El éxito de la operación fue el resultado de muchos factores -incluidos los graves fallos de seguridad de la Guardia Revolucionaria iraní-, pero también supuso el debut de un francotirador computarizado dotado de inteligencia artificial.