Se avecinan nuevas tarifas federales de seguros contra inundaciones que reflejan mejor los riesgos reales del cambio climático. Para algunos, las primas aumentarán considerablemente.
La versión de Florida del sueño americano, que sostiene que incluso las personas con medios relativamente modestos pueden aspirar a vivir cerca del agua, depende de unos pocos componentes cruciales: playas blancas como el azúcar, suaves brisas oceánicas y un seguro federal contra inundaciones que está fuertemente subvencionado.
Pero a partir del 1 de octubre, las comunidades de Florida y de otros lugares del país verán cómo esas subvenciones empiezan a desaparecer en un experimento nacional para intentar adaptarse al cambio climático: Obligar a los estadounidenses a pagar algo más cercano al costo real de su riesgo de inundación, que aumenta a medida que el planeta se calienta.
Aunque el programa también cubre los hogares de todo el país, el dolor se sentirá más agudamente en las comunidades costeras. Por primera vez, las nuevas tarifas también tendrán en cuenta el tamaño de la vivienda, por lo que las casas grandes junto al océano podrían sufrir un aumento especialmente grande de las tarifas.
Los funcionarios federales afirman que el objetivo es la equidad, y también conseguir que los propietarios de viviendas comprendan el alcance del riesgo al que se enfrentan, y quizás se trasladen a un terreno más seguro, reduciendo el costo humano y financiero de los desastres.